
Era agricultor como yo , pero el me hizo entender por primera vez que la naturaleza tiene alma y que todos somos uno con ella.
En la foto, Agustí con la Dra. Nadiya Popel y detrás suyo una escultura de un almendro de mas de 120 años donado por él hace unos años, cuando también acabo su vida y decidió que la recobrara a través del arte.
Cuando quería recargar energía se iba a un bosque cercano, donde había escogido un lugar con una piedra donde sentarse y un árbol donde recostarse y allí pedía respuestas a dudas y misterios que le inquietaban.
Y en estado de meditación decía que recibía respuestas y que para reafirmarlas con los ojos abiertos pedía a las nubes que pasaban que le dijeran si era cierto o solo imaginaciones. Cuando la respuesta era la buena, la nube se transformaba en una figura que el había pedido que se formara.
Me hablaba de la Atlántida, de Lemuria… como si allí hubiera estado.
Creía en la reencarnación y decía no temer a la muerte. De hecho los últimos días de su vida los ha vivido con una entereza entrañable. Se le veía muy deteriorado y aún tenía palabras de ánimo para los demás.
Un ser extraordinario que en nuestros viajes con las respectivas parejas, me animaba a ir a pesar de que por los problemas de corazón que tengo era una carga para ellos. Los largos paseos me agotaban y el prefería quedarse conmigo en alguna terraza disertando sobre los temas que nos apasionaban, a pesar de que sabía que le encantaba caminar y visitar a pie los lugares que visitábamos.
Teníamos durante la Plandemia largos diálogos y encuentros con otros amigos y amigas sin miedo a lo que estaba ocurriendo. Tuvo claro que no se pondría el experimento genético llamado vacuna. Pero las causalidades de la vida en este último año tuvo que aceptar multitud de transfusiones, no con cierto recelo, porque intuía que con las transfusiones le introducirían sangre de donantes “vacunados” y con ella los inconvenientes de los efectos secundarios que se están viendo.
Esta inquietud de Agustí me ha llevado a proponer a un grupo de médicos y enfermera/os la creación de protocolos sanitarios y jurídicos para inyectar en vena agua de mar en vez de sangre. El sabio francés Rene Quinton, demostró en el siglo pasado que puede hacerse con resultados sorprendentes.
Descansa en Paz querido amigo. Algún día nos reencontraremos.