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Archive for the ‘MICRODOSIS Y HOMEOPATIA’ Category


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Primera imagen: algunos científicos celebres tachados de brujos por la Inquisición EN ÉPOCAS SINIESTRAS DE NUESTRA HISTORIA. En la otra imagen los nuevos inquisidores de la OMC.

Hace un tiempo, la Organización Médica Colegial  y al Consejo General de Colegios Médicos  les ha dado por perseguir, desacreditar y difamar toda terapia que no esté bendecida por la prepotente FarMafia.

Quieren volver a encender la hoguera y quemar vivos a quien no comulgue con su religión médica prostituida.

Este es el panfleto que dicen llevaran a Fiscalia para pedir  responsabilidades a quien practique alguna  de las decenas de terapias naturales, efectivas  y nada agresivas,  reconocidas incluso por la Propia  OMS (Organización Mundial de la Salud) a través de este documento aprobado  por la asamblea  anual de este organismo ,  donde todos los países del mundo participan.

Plantar cara a la FarMafia  como hace esta Doctora con los riesgos que supone, merece nuestro respeto.

A continuación la carta de esta Doctora:

A quien corresponda:

Yo soy médico homeópata. En ese orden.

Estaba estudiando medicina allá en el año 1982 aproximadamente cuando en casa hubo una curación de esa que se pueden denominar casi milagrosa, en una hermana pequeña que la medicina oficial había condenado al deterioro progresivo y la casi invalidez, por una artritis reumatoide juvenil con poca respuesta al tratamiento de la medicina oficial. Mi madre, en activo por aquel entonces como profesional de la enfermería dentro del sistema público de salud andaluz, tuvo la idea (osadía, valentía, temeridad???) de no resignarse a los designios de la medicina oficial, y optó por llevarla a un médico homeópata de los pocos que por aquel entonces estaban en ejercicio, y tras una o dos dosis de un medicamento homeopático, que a mí por aquel entonces me sonaba a chino (Calcárea Carbónica M CH) del que mi hermana tomó unas pequeñas bolitas que sabían a azúcar según ella nos contó, desaparecieron por completo sus dolores y su inflamación articular, y lo que iba a devenir en una cuasi invalidez, se tornó en facilitar que una personalidad abierta y deportista, se pudiera manifestar en su plenitud y pudiera desarrollar sus posibilidades físicas en la práctica de varios deportes. Hoy, tras 35 años de aquel suceso, no ha vuelto a tener una sola manifestación reumática ni nada que se le parezca.

         Yo por aquel entonces, todavía me encontraba sumida aún en la prepotencia y soberbia que caracteriza a la mayor parte de la clase médica, y no dí valor alguno a aquella curación por espectacular que pudiera parecer, de hecho ni siquiera me interesé por hablar del tema con el médico que la había tratado. Todavía andaba deslumbrada por las batas blancas, el halo de magia que exhalan los médicos en los hospitales, y el magnífico despliegue de analíticas, pruebas de imagen y de todo tipo que había que manejar para hacer un diagnóstico, que en aquel momento me parecían mucho más importantes que mirar la cara o el alma de los pacientes.

         Pero a medida que iba avanzando en mi formación médica, sin yo realmente saberlo, iba creciendo mi desencanto. Siempre me preocupó quién era la persona que estaba detrás de la enfermedad, y me pareció que quizá desde donde mejor se podía estudiar a la persona era desde la psiquiatría, por lo que entré de alumna interna por oposición a esa cátedra, y comencé en 2ª de carrera a hacer prácticas en consultas psiquiátricas. Mi ilusión por hacer una historia clínica que reflejara quién era y cuál era el sufrimiento que aquejaba a la persona que tenía detrás de la mesa, se topaban tras dos horas con el paciente, con las preguntas del psiquiatra que supervisaba los tratamientos: ¿Duerme? ¿Come? ¿Da la lata en casa?…. para acto seguido recetar sistemáticamente Lorazepam, Noctamid, Denubil y cuatro o cinco fármacos más, que eran lo que todos se llevaban puestos para que estuvieran tranquilitos, fuera cual fuera la causa  de su problema y la historia que me hubieran contado.

         Noches de guardias en el hospital en las que no nos dejaban acercarnos a un paciente e infinitas horas de estudio para conseguir grabar en mi cabeza mil y un gérmenes con sus características correspondientes, y mil y un medicamentos con sus fórmulas químicas, familias a las que pertenecen, modo de acción, indicaciones, interacciones y sobre todo, digo sobre todo porque a mí era lo que más me preocupaba, efectos secundarios. Cientos de efectos secundarios que me hacían plantearme que cómo iba a prescribir a una persona algo que le iba a dañar el hígado, el estómago o que le podía provocar en algunos casos incluso la muerte si me sobrepasaba con la dosis, o si se la administraba junto con otro fármaco que le provocara una interacción.

Y yo no encontraba que en ningún lado me hablaran del hombre enfermo. Muy al contrario: me hablaban de órganos, tejidos, células, moléculas… pero como si de un desgüace se tratara. Se experimentaba en laboratorio con partes de ese hombre y luego se extrapolaban resultados al hombre entero, o mucho peor, con animales vivos para luego llevar a la clínica los resultados solamente haciendo una adecuación a la diferencia de peso entre un ratón y un hombre. A mí aquello me repugnaba intelectualmente, pero no sabía por qué: no podía aceptar que eso fuera lo único que se podía hacer,  pero no me cabía entender lo que me pasaba.

         Terminé mi carrera en el tiempo previsto habiendo dejado para Septiembre una sola asignatura y habiéndome suspendido también otra única asignatura en los seis años de estudio, con unos resultados en general bastante buenos, y me fui durante un verano a Pamplona a hacer un intensivo de preparación del MIR en la prestigiosa Universidad de Medicina de Navarra. Cuando regresé estaba tan perdida como al principio: había fijado muchos datos, muchas patologías y muchos tratamientos, pero eso no era lo que yo había entrado buscando en esa facultad.

         Así que tras un primer intento sin éxito de sacar el MIR, mi madre tuvo de nuevo la idea (osadía, valentía o temeridad, no sé tampoco ahora cómo calificarlo) de decirme que hablara con un médico homeópata para que me informara sobre qué era la Homeopatía, y por tal de no oírla, quedé con él para tomar un café y que me comentara un poco de qué iba esto. Bastó una charla de quince minutos en una terraza de una cafetería, y una servilleta de papel en la que fue escribiendo los ocho principios fundamentales de la Homeopatía, (Similia similibus Curentur: lo semejante cura lo semejante, Vix Medicatrix naturae: la Naturaleza es la que hace y da forma a la enfermedad, Dosis Mínima, Individualidad Morbosa, Individualidad Medicamentosa, Experimentación Pura, Dinamismo Vital, y los Miasmas como clasificación de los tres modos genéricos de enfermar ) para que de pronto se me encendiera la luz, y me diera cuenta de que eso es lo que yo estaba buscando desde que entré en la carrera. Aquí se entendía la enfermedad como una manifestación hacia el exterior de algo que ocurría a un nivel más profundo, es decir a nivel dinámico, como un desequilibrio profundo que se reflejaba tanto a nivel orgánico, como tisular, analítico y por supuesto a nivel mental. Había que estudiar al hombre en conjunto para averiguar la imagen hacia el exterior que estaba proyectando la alteración de su energía vital, que es donde radica realmente la enfermedad, y había que buscar un medicamento que, experimentado previamente en personas sanas, hubiera manifestado la posibilidad de producir ese conjunto de síntomas, pero se le administraba en dosis tan pequeñas, que hacía que no sólo no agravara su enfermedad, sino que despertaba la reacción curativa del organismo, sin dejar secuelas o efecto secundario alguno. 

         Eso me sedujo. Lo reconozco. Y desde entonces han pasado ya 32 años de estudio continuado, porque es muy muy complejo conocer el alma humana, escuchando día tras día a personas que vienen rebotadas de la medicina oficial, desencantadas por los resultados que la plurifarmacia les ha proporcionado, y tratando de entender quién es la persona que está detrás de esos síntomas, para darle una pequeña dosis del remedio que más se asemeje a su padecimiento. Trabajando sólo en lo privado, día a día, en solitario. Comiéndome mis dudas hasta encontrar el modo de resolverlas, pasando a veces incluso miedo por tener que aguantar hasta que el paciente reaccionara, y feliz cuando conseguía  su curación, y por supuesto estudiando cada día, año tras año sin parar. Y pagando religiosamente cada curso al que he asistido. Sin ir a congresos pagados por multinacionales de fármacos, sino de mi propio bolsillo. Pagando el Colegio de Médicos que se supone me respaldaba, y pagando los impuestos correspondientes para ejercer dentro del marco de la sanidad privada, con todos los requisitos de la ley.

         Mis compañeros de promoción hoy son jefes de Servicio o jefes de Departamento, tienen sus buenos sueldos y se pegan sus buenos viajes a Congresos por todo el mundo, con coste cero, y están pensando el tiempo que les queda para jubilarse, y la pensión que les va a quedar entre lo que han cotizado y el mullido plan de pensiones que han ido acumulando. Yo tengo una consulta alquilada, por la que un buen mes no saco más que un sueldo bastante discreto, y los meses de vacaciones tengo que seguir pagando alquiler, secretaria e impuestos, sin ver un euro. Por supuesto las pagas extraordinarias no forman parte de mis posibilidades, y para mí una baja es, como decía el anuncio, una mujer bajita. Pero hasta ahora era feliz con mi trabajo, y me sentía muy satisfecha con lo que hacía porque siempre he creído en ello.

         Pero ahora, tras tantos años de ejercicio, resulta que en los medios dicen que soy poco menos que una sinvergüenza. Empezaron diciendo que la Homeopatía es placebo porque las dosis que utilizamos no pueden demostrar que existan por las leyes de la física newtoniana. Luego salieron los pseudoescépticos diciendo que la Homeopatía no es científica y que nuestros medicamentos pueden ser peligrosos para el que los toma ya que no tienen estudios científicos que avalen su eficacia (¿en qué quedamos? ¿son placebo porque no tienen nada o son potencialmente peligrosos?? ). Luego empezó el dominó de la caída de los Másters de las diferentes universidades españolas, porque si la Homeopatía no es científica no puede tener cabida en el Santa Sanctorum de la ciencia que es la Universidad, así que nos dejaron sin poder formar a nadie en nuestra medicina. Y luego los Colegios Médicos nos dejaron de avalar y nos rechazan como apestados, cuando hasta hace poco nos habían aceptado con cordialidad, entendiendo que aún con diferente visión de lo que es la salud y la curación, somos colegas con la misma finalidad que es buscar ayudar a los pacientes en el transcurso de su enfermedad, y llevarlos a ser posible de la forma más rápida y suave a ser posible, hacia el restablecimiento de su salud. En cambio hoy nos miran como proscritos, sospechosos, delincuentes, aprovechados…. Nos niegan el pan y la sal y a todas luces cuestionan nuestro modo de actuar.

         Y yo me pregunto, ¿qué es lo que ha ocurrido para que se haya producido un cambio de actitud tan importante por parte de los representantes de la medicina oficial para tratar de eliminar del espectro de terapias a disposición de los médicos, de todo aquello que no huela a medicina química? ¿Se imaginan por un momento que el Estado nos obligara a vestir igual a todo el mundo, o a comer sólo los alimentos que ellos dijeran?? Y por más vueltas que le doy llego a la conclusión de que la tendencia a ir contra todo lo que no sea medicina alopática me parece que apesta a intereses farmacéuticos: y es que cada vez hay mayor número de personas con nivel alto de formación y en países desarrollados, que solicitan un tratamiento integral que está muy lejos del que ofrece la medicina que impera en Occidente. En el mismo saco han metido a la Homeopatía, a la Acupuntura, la Fitoterapia y hasta el Psicoanálisis. Sólo quieren que se medicalice a todo el mundo y desde la más tierna infancia, incluso por situaciones que ni siquiera son patológicas (¿qué decir de casos como el TDHA que recomiendan medicar a los niños para que están quietos y no molesten a los padres que no pueden o no saben atenderles, o de una depresión reactiva tras un fallecimiento por ejemplo, que desde el criterio alopático habría que tratar con antidepresivos, evitando que se realice el duelo, y prolongando en el tiempo las consecuencias del mismo??)

         Y ¿cuántas veces nos hemos encontrado que lo que está fervientemente recomendado por la sanidad oficial, queda proscrito al cabo de un tiempo, por las consecuencias negativas que se ha visto ha ocasionado a la población?  O ¿cuántas veces se ha anunciado una epidemia de gripe que iba a diezmar a la población y cuando se ha conseguido que los gobiernos compraran toneladas de vacunas y la empresa distribuidora se ha frotado las manos con los pingües beneficios obtenidos, la epidemia no ha pasado de la importancia de un resfriado?

No podemos ni debemos caer en manos de lo que las farmaceúticas quieren que hagamos. Su negocio es vender, y mientras más enfermos estemos, más venden, por lo cual, los médicos deseamos que los pacientes se curen, pero las farmacéuticas necesitan que consuman fármacos, con lo que ya sabemos cuáles van a ser sus recomendaciones. Si el criterio médico queda en entredicho y se nos obliga a prescribir lo que digan las farmacéuticas, desconozco para qué es necesaria la figura del médico. Si sólo hay que recibir al paciente, (no digo ver porque muchas veces en la sanidad pública ni se le mira a la cara), pedirle una batería bien amplia y estandarizada de pruebas, y llegado el momento de tener un diagnóstico, el tratamiento no tiene elección, cualquier programa informático podría sustituir la cada vez más deshumanizada figura del médico. Y el paciente se seguiría encontrando huérfano si no hay nadie que le atienda y le entienda como un ser completo en una fase de sufrimiento.

 La sociedad está cada vez más enferma, no hay duda de ello. Por muchos avances que esté teniendo la medicina oficial en cuanto a investigación y tecnología, las tesis en las que se basa la medicina alopática que llevan a escindir al paciente cada vez en más partes, y que cada una la lleve su superespecialista, (ya no hay traumatólogos sino especialistas en hombro, rodilla, cadera, ya no hay endocrinos sino especialistas en tiroides, ovarios, páncreas….. y así cada vez será mayor la fragmentación a la que sometan al hombre) conlleva el que ninguno atienda al ser humano. Y por mucho que nos traten de impresionar con todo el arsenal de aparatos super-sofisticados y con las investigaciones más ultramoleculares para buscar el origen de la enfermedad, por más que lleguen con tecnología de última generación a lo más profundo de la materia, jamás encontrarán lo que buscan porque la enfermedad se manifiesta en lo material, pero su origen está en la energía: aunque creamos que somos materia, somos energía.

El tiempo y las investigaciones de la física nos irán dando la razón. Pero mientras tanto me gustaría levantar mi voz contra la caza de brujas que se ha organizado últimamente contra las medicinas alternativas. Se han publicado críticas despiadadas y difamatorias en todos los medios, y se ha hablado en todas las tertulias del pobre niño italiano que ha fallecido mientras se trataba con Homeopatía. Sin duda su médico posiblemente erró con el tratamiento que le puso y no rectificó a tiempo cuando vió que la evolución no era la adecuada, bien cambiando el remedio homeopático a otro más adecuado a su cuadro, o bien si la reacción no era favorable, a un antibiótico si hubiera sido preciso. Como bien dije al principio somos Médicos en primer lugar, y la curación del paciente está por delante de cualquier otro criterio. Pero hay un doble rasero que nadie tiene en cuenta y que me parece tremendamente sesgado y peligroso: si alguien fallece mientras utiliza medicina alternativa, la culpa la tiene el tratamiento que sin duda no es el adecuado, pero si fallece en los brazos de la medicina oficial, es porque ya se hizo todo por él, y la enfermedad no hubo modo de controlarla. A modo de ejemplo recordemos el cáncer de páncreas que acabó con Steve Jobs y el que se llevó a Rocío Jurado, y el diferente tratamiento mediático que se les dio a ambos.

Ya no solo como profesional, también como paciente reivindico mi derecho a elegir con qué tipo de medicina me quiero tratar, y quiero que se puedan tratar mis hijos y mis nietos el día de mañana. No quiero pensar que si un día me pongo enferma, no tenga alternativa de decidir que no quiero medicamentos químicos en mi tratamiento. Mis hijos decidirán cómo se quieren tratar en el futuro, y cómo quieren tratar a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Pero tienen que tener la posibilidad de elegir. Tenemos que negarnos como personas inteligentes a aceptar que bajo criterios interesados, revestidos de titulares efectistas, nos impongan un pensamiento único. Y hago una llamada a los profesionales de los medios de comunicación para que no se dejen embaucar por las noticias que se publican sin pasarlas por el tamiz de cuestionarlas y mirarlas con una cierta desconfianza, antes de darlas por válidas y pasar la apisonadora por encima de las personas que trabajamos y  luchamos día a día por la salud de nuestros pacientes. Desde nuestra perspectiva y nuestro criterio. Libre y tan válido como el de cualquiera.

Reivindicamos la libertad en todos los aspectos, y yo reivindico la libertad de elección por parte del médico, de la terapia que considera más beneficiosa para su paciente, y en lo relativo al paciente, la posibilidad de decidir con qué tipo de terapia quiere tratarse. Como en cualquier parcela de la vida, elegimos libremente, y así debe seguir siendo. Elegimos coche, elegimos casa, elegimos la ropa que nos ponemos…. Está claro que hay que exigir unos estándares de calidad para poder elegir con garantías. Pero precisamente por eso veo tan contradictorio cerrar las puertas a la formación de los profesionales: muy al contrario, habría que abogar por una exquisita formación de los médicos que quieran optar por ejercer otro tipo de terapias, tanto en la medicina oficial como en aquella que consideren más cercana a su criterio. Y garantizar desde el Estado la investigación de calidad en otras alternativas a la sanidad operante, que las hay, y mucho menos costosas para las arcas públicas, y sobre todo, mucho más beneficiosas para nuestros pacientes.

Espero que al menos, mis palabras le hagan pensar. Gracias por su tiempo y por su atención. Un cordial y esperanzado saludo

 Dra. Mª Jesús Galán Dueñas

         Colegiado 4109943

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https://i0.wp.com/image.slidesharecdn.com/microdosis-140414080058-phpapp02/95/revisin-y-actualizacin-del-interes-de-las-microdosis-en-la-salud-y-la-medicina-7-638.jpg

http://microdosismartinez.blogspot.com/

Queridos amigos:

Gracias a Juan Goros, desde Villa Allende, Córdoba, Argentina info@yukti.com.ar ,  hoy podemos exponer una nueva  técnica revolucionaria para recuperar la salud de forma casi gratuita.

Se trata de utilizar Microdosis de tinturas de plantas elaboradas por nosotros mismos.

Si esto funciona,  con muy pocas plantas o medicamentos podremos ayudar a miles o millones de personas a sanarse, a la vez  que evitaremos la bancarrota económica de los sistemas sanitarios producida por el expolio de la Gran Industria Farmacéutica con sus medicamentos inútiles

Si desconfiamos de la validez de esta técnica, podemos empezar a probarlo con enfermedades menos graves, ya que poco podemos perder en el ensayo.

Sabía de este novedoso sistema de aplicación de las propiedades medicinales en Microdosis, pero nunca había conseguido la información desinteresada como la que nos ofrece Juan Goros de Argentina, que recoge a la vez la información dada por el Dr. Eugenio Martínez Bravo http://microdosismartinez.blogspot.com/  .

Os emplazo a experimentar en este campo apasionante de Salud Libre y a compartir vuestras experiencias

En la Dulce Revoluciónde las Plantas Medicinales http://www.dolcarevolucio.cat/es/   , desde mañana mismo nos ponemos a experimentar con  Microdosis

 

A continuación la carta de Juan Goros, con la cual nos comparte desinteresadamente sus conocimientos:

“Hola, buenos días, me siento halagado de poder compartir con ustedes, a pedido de Josep, la técnica de la Microdosis para preparar micro dosis de Stevia o de otras plantas medicinales ya que el procedimiento es similar.

 Para introducirlos en el mundo de la micro dosis que mejor que las palabras del propio creador de la Microdosis, el Dr., Eugenio Martínez Bravo,

 Se denomina Microdosis al tratamiento de diferentes enfermedades mediante la administración de medicamentos líquidos constituidos por solución hidroalcohólica de tinturas de plantas medicinales y de medicamentos de patente, en cantidad equivalente a la milésima parte o cinco veces menos de las dosis usualmente recomendadas. Se aplican dos o tres gotas sobre la lengua o sobre la mucosa bucal, una o varias veces en 24 horas. El vehículo o portador de las tinturas o medicamentos de patente es alcohol de caña de 96 grados al 35% en agua potable.


La teoría que manejamos, la cual explica la efectividad de este sistema de tratamiento, es que existe un mecanismo neurohormonal a partir de las papilas gustativas como sitio de acción, que desencadena la producción de respuestas corporales en los sitios de desequilibrio (enfermedad) por intermedio del hipotálamo y otras formaciones cerebroglandulares.

 Microdosis, Dr. Eugenio Martínez Bravo

 Tintura de Stevia

Las tinturas son los concentrados de origen vegetal, ya sea de plantas o de árboles.

Una Microdosis preparada de una planta medicinal tendrá muchas aplicaciones medicinales, una sola planta nos va a servir para tratar varias enfermedades distintas. Esto es porque estamos utilizando la planta completa (y no extrayendo una sola sustancia como hacen los laboratorios) y porque la estamos utilizando fresca.

Hay dos requisitos para preparar la tintura: siempre utilizaremos plantas frescas recién colectadas y vamos a utilizar todas las partes dela planta. Además debe prepararse cada planta por separado y nunca prepararlas juntas dado que se pueden producir reacciones químicas al juntar dos o más plantas anulando el efecto de la Micro dosis o provocando algún efecto no deseado.

Para preparar una tintura necesitaremos lo siguiente:

(más…)

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https://i0.wp.com/apps.rhs.org.uk/advice/ACEImages/RHS_WSY0036529_104092.jpg

                                     BUENAS NOTICIAS !!!

Parece ser que finalmente podremos sustituir ansiolíticos, antidrepesivos, somníferos, anestésicos, todos ellos con fuertes efectos secundarios , por el simple e inofensivo aroma de la gardenia concentrado en un aceite esencial.

La tan vilipendiada Aromaterapia parece ser que se abre camino en alguna universidad.

Lean a continuación la noticia publicada por Europa Press, y en estos enlaces las contraindicaciones de los sedantes tóxicos  que habrá que eliminar de los recetarios médicos, si la mafia farmacéutica no lo impide:

http://es.wikipedia.org/wiki/Benzodiazepina#Efectos_adversos

http://es.wikipedia.org/wiki/Propofol#Efectos_secundarios

MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) –

La planta ‘Gardenia jasminoides’ puede ser igual de eficaz que algunos barbitúricos y sedantes para calmar, aliviar la ansiedad y favorecer el sueño, según la investigación realizada en la Universidad de Ruhr (RUB), en Bochum, Alemania, y publicada en ‘Journal of Biological Chemistry’.

Los investigadores han determinado que las dos fragancias Vertacetal-coeur (VC) y la variación química (PI24513) tienen el mismo mecanismo molecular de acción y son tan fuertes como los barbitúricos recetados o el Propofol.

Según ha explicado el director de la investigación, el doctor Hanns Hatt,  las benzodiacepinas, está entre los fármacos más recetados en el mundo. Sin embargo, estos fármacos no sólo son potencialmente adictivos, sino que también pueden causar efectos secundarios graves, como depresión, mareos, hipotensión, debilidad muscular o pérdida de la coordinación.

Las benzodiazepinas, así como los barbitúricos y anestésicos, funcionan a través de la adhesión específica sobre los receptores que se encuentran en los puntos de contacto de las células nerviosas en el cerebro de manera que aumentan el efecto inhibidor de los neurotransmisores endógenos GABA (ácido gamma-aminobutírico).

Con el fin de actuar como GABA en sí mismo, las dosis del medicamento deberían ser elevadas, pero incluso suministrado en dosis bajas es suficiente para aumentar el efecto del GABA endógeno de dos a tres veces.

Durante el estudio, se utilizaron cientos de fragancias para determinar su efecto sobre los receptores GABA en humanos y ratones. Las dos fragancias vertacetal-coeur (VC) y la variación química (PI24513) resultaron ser las más fuertes, ya que fueron capaces de aumentar el efecto del GABA en más de cinco veces y por lo tanto actuar de forma similar a los fármacos ya conocidos.

La modificación genética de receptores de GABA en ratones transgénicos que ya no respondían a Propofol confirmó que el mecanismo de acción es el mismo: el receptor también alterado ya no respondía a las fragancias.

Las pruebas de comportamiento con los ratones eliminaron así las últimas dudas sobre las cualidades de la fragancia como un sedante. «Inyectado o inhalado, las fragancias generan un efecto tranquilizador», ha afirmado Hatt.

Además, las mediciones electrofisiológicas sobre las neuronas en las áreas del cerebro responsables del ciclo sueño-vigilia mostraron que el efecto GABA en las células nerviosas más activas en el sueño se mejoró con las fragancias.

Las aplicaciones de esta nueva clase de modulador receptor GABA, pueden ser desde la sedación, a calmar la ansiedad o la terapia de inducción del sueño, ha afirmado el doctor. Igualmente, ha señalado que los resultados también «pueden ser visto como evidencia de una base científica para la aromaterapia, pues al cambiar la estructura química de las moléculas de olor, se pueden lograr efectos aún más fuertes».

 

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